Campeonato de Aragón CRI con Ester Iniesta

Ester Iniesta,  La chica de los puertos, se encontraba al borde de una emocionante jornada en Mayén, Zaragoza. Enfrentaba un desafío completamente nuevo para ella: la contrarreloj individual. En las líneas que siguen, Ester comparte su experiencia inaugural en el Campeonato de Aragón Contrarreloj, un viaje que la ha sumergido en emociones intensas y desafíos inesperados.

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La preparación para este debut había sido meticulosa. A pesar de las altas temperaturas que escalaban hasta los 40 grados, Ester estaba lista para enfrentar el reto. Se avecinaban 20 kilómetros por recorrer, y su objetivo estaba claro: completar la prueba con rapidez, sorteando el sofocante calor. Consciente de la escasa presencia de participantes femeninas en el evento, Ester estaba determinada a demostrar su valentía y dedicación en esta nueva disciplina.

El circuito de 20 kilómetros presentaba una serie de curvas cerradas y giros técnicos, desafiándola en cada recodo. A pesar de las incertidumbres, Ester se aferraba a la convicción de que podría mantener un ritmo constante de alrededor de 35 kilómetros por hora. Sin embargo, durante la prueba, se encontró con un tramo inesperadamente técnico que la desvió del camino, llevándola a perder valiosos metros. Aunque este contratiempo la tomó por sorpresa, su determinación no flaqueó.

A medida que se acercaba a la línea de meta, Ester experimentaba una mezcla de emociones. El reloj marcaba 36 minutos y 6 segundos, con una velocidad promedio de 36.4 kilómetros por hora. Aunque no había logrado su objetivo de completar la carrera en menos de 35 minutos, Ester sentía satisfacción por su desempeño, considerando las dificultades inherentes al recorrido.

Después de la competición, una sorpresa inesperada la aguardaba. Ester recibió la noticia de que había quedado en primer lugar en la categoría Master 30 y en la clasificación general. Este logro fue motivo de gratitud, aunque surgió un detalle que requería consideración: para obtener el título absoluto de campeona de Aragón, sería necesario que estuviera federada como élite. Aunque esta cuestión podía tener implicaciones técnicas, no disminuía la satisfacción que sentía por haber competido y triunfado en su categoría.

La disciplina de ciclismo contrarreloj había cautivado a Ester. Era una prueba personal en la que cada ciclista desafiaba sus propios límites, sin la presión de competir en grupo. A pesar de las dificultades y desafíos, la compañía de su cabra, aunque de tercera mano y un tanto grande para ella, la había acompañado de manera digna en esta aventura.

Con un espíritu de camaradería y apoyo entre competidores, Ester extendía una invitación a todas las futuras competidoras. Animaba a todas las chicas a sumarse a esta disciplina. Si bien los desafíos podían ser considerables, la satisfacción de superarlos era aún mayor. En el ciclismo contrarreloj, cada uno establecía su propio tiempo y el espíritu de superación era el verdadero protagonista.